miércoles, 25 de septiembre de 2013

Copyright

El comienzo de una nueva temporada es siempre emocionante. Recibir nuevos pedidos y materiales, emprender proyectos diferentes, sacar adelante los encargos personalizados que me piden las clientas, diseñar nuevos tocados y complementos. Lo cierto es que mi vena creativa se dispara en estas fechas y no paro de trabajar ni cuando llego a casa. Mi cabeza parece una locomotora y eso me encanta. Todo para que las clientas disfruten de cada pieza acabada como hago yo cuando estoy diseñándola.

A veces, sin embargo, toda esa energía positiva se disipa en segundos. Eso suele pasarme cuando entra alguna que otra despistada en la tienda pidiéndome que calque el tocado, prendido o sombrero de alguna royal europea que ha salido fotografiada en su revista de cabecera. Ahora que lo pienso, nunca me han traído ninguna fotografía de la Princesa Mette Mary. Debe ser la única que se salva.

No me gustaría que pensarais que tengo el ego por las nubes, pero es que copiar directamente lo que otros hicieron antes me parece aburrido y, sobre todo, no del todo correcto. Significa aprovecharme del trabajo de un compañero y, es más, aunque lo hiciera con todo el cariño, creo jamás me saldría igual que el original. Es cierto que a todos los diseñadores les gusta coger matices de sus admirados, intentar captar algunas de sus esencias. A mí, por ejemplo, me ocurre que cuando veo un conjunto determinado pienso: "Qué ideal estaría esa pieza con un volumen al más puro estilo Balenciaga”. Supongo que es algo parecido a lo que le pasa a los músicos. Es decir, me inspiro en la idea de Balenciaga, sin copiarla, haciéndola mía y llevándola a «mi mundo» (hay casos como el del imperio del textil gallego, que se atreve a copiar sin ningún tipo de escrúpulo, engrosando sus cuentas con muchos ceros).  

En definitiva. Me apasiona mi trabajo, me siento una privilegiada de poder ganarme la vida haciendo lo que me gusta, y esto es diseñar mis propias piezas. Y lo hago inspirándome en mis diseñadores favoritos, rindiéndoles en ocasiones una especie de homenaje. Pero el resultado siempre es una pieza única. Una pieza mía, absolutamente exclusiva, que después será tuya.















miércoles, 4 de septiembre de 2013

Costumes

El cine es una de mis pasiones confesables. Desde bien pequeña crecí viendo "el apartamento", "vacaciones en Roma" y de mas títulos de cine clásico.Especialmente me fijaba en el vestuario. Guardaba en mi memoria todas las prendas que me encantaban de las protagonistas.

 Esta afición me sigue a día de hoy, no salgo de la sala del cine sin ver quién ha diseñado el vestuario.

Las películas que se ambientan en el siglo XIX son unas de mis favoritas, la riqueza de las telas, las maravillosas faldas, las capas adornadas con cuellos de piel, los exquisitos sombreros...podría estar enumerando toda la tarde piezas y mas piezas.

Hay una diseñadora que  es sublime para confeccionar vestidos, trajes y detalles preciosistas del siglo XIX. Su nombre es desconocido pero es una couturier con mayúsculas, es Jane Patterson. Es australiana y tiene en su haber solo siete películas y de esas siete ha sido cuatro veces nominada al Óscar, ¡¡excepcional!!.

Ha trabajado tres veces con la directora Jane Campion, suyo es el vestuario de "El piano", "Retrato de una dama" y Bright star". Abajo os dejo muestras de su obra.